Finca "la Cónsula" Churriana (Málaga),
Es una suerte que la finca de La Cónsula, rodeada de un exuberante jardín botánico, se encuentre abierta al público, aunque hoy es la Escuela de Hostelería de Málaga, situada en Churriana (Málaga)
Para intentar componer una crónica sobre la última estancia de Ernest Hemingway en España durante el verano de 1959, dos años antes de que se suicidara en 1961. Don Ernesto, como le llamaban en España, ya era Premio Nobel de Literatura desde 1954, cuando llegó por última vez a España acompañado de su cuarta esposa Mary Welsh, para escribir una crónica periodística de 10.000 palabras por encargo de la revista norteamericana Life, sobre el mano a mano entre los toreros y cuñados José María Dominguín y Antonio Ordóñez. Don Ernesto nunca viajaba solo: necesitaba tener una corte de amigos a su alrededor. Al llegar a España se hospedó en La Cónsula, finca que era propiedad del matrimonio norteamericano Bill Davis desde 1953.
Ernet y Antonio Ordoñez dirparando al plato en la finca de La Cónsula.
La crónica periodístico-taurina de ese verano creció más de la cuenta y acabó en el libro póstumo El verano peligroso, pero no se publicó hasta 1985, no muy apreciado por los críticos. La crónica sería tajantemente mutilada, reducida a la tercera parte del manuscrito que originariamente dejó Hemingway. La traducción es, según Santos Domínguez, “la que perpetró en 1986 para Planeta un tal Jacinto León Ignacio, traductor abominable que da la sensación de que, como los malos estudiantes de latín, ha tenido que buscar en el diccionario todas las palabras para elegir siempre la acepción más inadecuada”.
En La Cónsula, Hemingway, además de trabajar en su crónica taurina que le había traído, también trabajó en su libro París era una fiesta. “Ernest”, como asegura su viuda, “empezó a escribir este libro de vuelta a Cuba en el otoño de 1957, lo trabajó en Ketchum (Idaho) entre 1958-59, se lo llevó a España en 1959, y siguió el libro de vuelta a Cuba (...). Retocó el libro en el otoño de 1960 en Ketchum”.
Reseña histórica de La Cónsula
La finca de La Cónsula se sitúa a la entrada de la barriada de Churriana, término municipal de Málaga, sobre la carretera hacia Alhaurín de la Torre. Tiene una superficie de una diez hectáreas en un paraje de jardines muy bien cuidados, es actualmente sede de la Escuela de Hostería de Málaga, dirigida por Francisco Oliva García. Al antiguo edificio que data de 1807 se la ha adosado uno de nueva construcción y diseño, que es como un parche arquitectónico, ya que esta propiedad se llamaba Hacienda San Rafael, que se encuentra documenta en una crónica de I. Marzo: “La Hacienda de San Rafael o una comida de campo”, publicada en El Guadalhorce, periódico de literatura y arte (tomo 1, Málaga, 1839). Por los datos que aparecen en Internet he recopilado la siguiente reseña histórica.
Aunque los primeros datos disponibles de la Hacienda San Rafael se remontan al siglo XVIII, como una simple finca agrícola, más pequeña que la actual (cinco fanegas, equivalentes a unas 3 hectáreas). Se puede seguir el rastro histórico, con diversos propietarios, incluido un presbítero de la Villa de Cártama, don Pedro López. Por deudas de los últimos propietarios, la finca sale a subasta y es comprada por don Ambrosio Cuartero, en nombre y representación de don Juan Roose Kupckovius. Aparece ya en 1804, como propietario de la finca, y la amplía con 6 fanegas más, que deben corresponder a la parte que actualmente se encuentra entre la escuela de hostelería y la carretera de Alhaurín.
Estado actual de la piscina en Finca Churriana.
En 1807 se inicia la construcción de la casa de recreo y los jardines que la rodean. Se atribuye la dirección de las obras del jardín a José Martín de Aldehuela, aunque también se sugiere que el Conde de Villalcázar, propietario de El Retiro, suministró a don Juan Roose “el plan de un gracioso aunque pequeño jardín”.
Don Juan Roose estaba casado desde 1793 con doña Rafaela Warusch Velasco. Aparte de hombre de negocios adinerado, fue también Cónsul de Prusia, y de ahí, seguramente, aparece la denominación popular de la finca. En algunos documentos aparece también como la Hacienda del Cura, seguramente por su paso a través de manos eclesiásticas, por alguna desamortización. En 1824, la hacienda se amplía con tres cuartillas de tierra, por una donación de don Francisco Javier Abadía. Don Juan Roose muere en 1837, y a través de los inventarios de bienes, sabemos de la existencia de numerosos árboles frutales y ornamentales del área mediterránea, y de determinadas áreas del jardín: el jardín de la alberca, los cenadores de los llorones, de la alberca y de la reja, la gruta, el laberinto, la acequia, el semillero, etc. Escaseaban entonces las especies exóticas, ya que sólo aparecen palmas reales, árboles del paraíso, árbol de la vida y árbol del coral.
Escritorio donde escribía Ernest, es como un pupitre, se encuentra actualmente a la entrada del Restaurante Escuela de Hostelería de la Consula.
Esta finca representaba una carga para la familia propietaria. Fueron compradas las diversas participaciones de propiedad por don Enrique Heredia Livermoore, a partir de 1856. Don Enrique vuelve a ampliar la finca 4 fanegas más. Por estas fechas, Amalia Heredia Livermoore (1830-1902), la hermana de don Enrique, compraba La Concepción. La coincidencia de especies exóticas entre ambos jardines nos lleva a pensar que fue por esta época cuando el jardín adquirió el carácter actual. En 1888 fallece don Enrique, y la hacienda pasa en herencia a don Carlos Heredia Cámara.
Estuvo en manos privadas hasta 1973, fecha en la que fue comprada por el Ayuntamiento de Málaga a doña Anne Bakwel Davis, viuda del señor Bill Davis. En 1984 se llevó a cabo una restauración del edificio principal, respetando sus características arquitectónicas. En 1993 se constituyó un consorcio entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento para crear la Escuela de Hostelería La Cónsula, ocupando el edificio principal, y los terrenos de ruedo del mismo, añadiendo alguna construcción. En 1997 fue adscrita al Patronato Botánico Municipal Ciudad de Málaga.
La secretaria irlandesa Valerie,1 luego nuera de Hemingway, dejó escritas dos reseñas de esta casa:
“Estaban en la casa de unos amigos, en Málaga, en días de intenso calor, y ella [Mary Welsh] compró unas toneladas de hielo, que llegaron en un camión y fueron inmediatamente descargadas en la piscina. Luego cuando salieron de Málaga pasaron por Madrid, y tuvo en Aranda del Duero un grave accidente de tráfico” (César Coca, reportaje sobre La historia más triste de Hemingway, 5-5-2005).
La señora Valerie, que actualmente vive en Montana (EUA), es autora del libro Corriendo con toros, mi vida con los Hemingway, donde escribe:
“Tenía un jardín tan precioso como el Botánico de Madrid. La casa era enorme, magnífica y fresca, de habitaciones espaciosas”.
Por cortesia de : Ramón Fernández Palmeral